“Un tratado débil es peor que ningún tratado” - Esperanza para la próxima fase del Tratado Global de Plásticos

Las negociaciones sobre el Tratado Global de Plásticos de la ONU fracasaron en Ginebra luego de que los países no lograran acordar medidas esenciales para reducir la producción de plástico, eliminar gradualmente las sustancias químicas tóxicas y proteger la salud pública.

En la madrugada del viernes 15 de agosto, los negociadores no lograron un consenso sobre las disposiciones fundamentales necesarias para abordar las principales causas de la crisis de los plásticos. Estas incluían compromisos vinculantes para eliminar las sustancias químicas peligrosas a lo largo del ciclo de vida de los plásticos, reducir la producción primaria de plástico e incorporar sólidas protecciones sanitarias.

“Un tratado débil habría sido mucho peor que ningún tratado”, declaró Clara Schlösser, responsable de implementación de políticas de Salud sin Daño Europa. “Las versiones que quedaron sobre la mesa habrían consolidado artículos poco ambiciosos sin un mecanismo para fortalecerlos con el tiempo. Eso habría sido un fracaso para las personas y el planeta”.

A pesar de la falta de acuerdo, Salud sin Daño no considera este resultado como el fin de nuestro compromiso de combatir la contaminación por plásticos en la atención médica. En los últimos tres años, la organización ha formado sólidas coaliciones con otras organizaciones de la sociedad civil y aliados clave de la industria, y ha colaborado estrechamente con la Organización Mundial de la Salud. Estos esfuerzos han ayudado a replantear la crisis de los plásticos como una emergencia de salud pública, a la par de la crisis climática: como demuestra el nuevo informe del Lancet Countdown sobre salud y plásticos, los riesgos e impactos de los plásticos para la salud ya no son negables y requieren medidas urgentes.

"El texto propuesto ignoró el núcleo de este tratado: las sustancias químicas nocivas presentes en los plásticos", declaró Rico Euripidou, de groundWork, socio estratégico de Salud sin Daño en África. "En lugar de recortar la producción y proteger la salud, se trataba esencialmente de un plan de gestión de residuos que promovía el statu quo de la industria".

Salud sin Daño insta a una coalición de países a reconsiderar el proceso. Existe una masa crítica de países que podría impulsar estándares altos, compromisos vinculantes y un acuerdo que aborde todo el ciclo de vida de los plásticos. Esto brindaría una protección genuina para la salud humana y el ambiente, y debería implementarse en todos los sectores, incluido el de la salud. 

“La atención médica representa el 10% del PIB mundial”, afirmó Will Clark, director internacional de transformación de la cadena de suministro. “Transformar las cadenas de valor de la atención médica para eliminar los plásticos más dañinos puede ser un ejemplo contundente y acelerar el cambio mucho más allá del sector”.

De cara al futuro, Salud sin Daño pretende ampliar su colaboración con hospitales, sistemas de salud, personal científico, proveedores y gobiernos para eliminar los productos plásticos no esenciales y eliminar gradualmente los plásticos más dañinos utilizados en la atención médica, a la vez que se protege la atención al paciente y se construye una base empírica para garantizar que la salud siga siendo el eje central de las futuras negociaciones. La lucha por un tratado sólido y protector está lejos de terminar, y la urgencia nunca ha sido mayor.