Los plaguicidas son sustancias tóxicas creadas para matar o repeler plagas. Además de ser nocivos para las plagas, pueden causar síntomas agudos en los humanos, incluyendo náuseas, dolor de cabeza, sarpullido y mareos. Muchos de ellos están ligados a condiciones y enfermedades crónicas como cáncer, malformaciones congénitas, desórdenes neurológicos y reproductivos, y al desarrollo de sensibilidad a los químicos.
Las personas mayores, los individuos químicamente sensibles, las mujeres embarazadas, los/as recién nacidos/as y los/as niños/as son especialmente vulnerables a sus efectos tóxicos.
El método para el control de plagas, llamado Manejo Integral de Plagas (MIP) elimina o reduce en gran medida el uso de estos plaguicidas peligrosos. MIP es una propuesta que está enfocada en la prevención y en el manejo del problema de las plagas (tanto del interior y exterior de los establecimientos de la salud) a través de métodos menos tóxicos tales como un mejor saneamiento, el mantenimiento de las estructuras, los controles mecánicos y biológicos y las prácticas culturales.
El MIP está enfocado en la prevención del problema de las plagas al reducir o eliminar las fuentes de comida, agua o hábitat, bloqueando la entrada de plagas a los edificios y manteniendo las plantas y el suelo en condiciones saludables. Los plaguicidas químicos se utilizan como última alternativa y se da preferencia a los menos tóxicos para cumplir esta función. En las raras ocasiones en que se emplee un plaguicida tóxico, debe notificarse ampliamente al personal, a los/as pacientes y al público.
Para más información, visite Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas para América Latina.