A raíz del incidente tóxico con un contenedor en el puerto de Buenos Aires
Buenos Aires, 6 de diciembre de 2012 — El incidente que se produjo en el puerto de Buenos Aires con un contenedor que contenía un plaguicida puso el foco nuevamente en el grave riesgo que las sustancias químicas representan para la salud.
“Todos los días, en el puerto de Buenos Aires, se cargan y descargan contenedores con sustancias tóxicas, que también se almacenan allí”, explica Verónica Odriozola, coordinadora regional de Salud sin Daño para América Latina. "Nos enteramos cuando ocurren incidentes como éste, pero pasada la conmoción por la nube tóxica, el riesgo sigue, sobre todo para las comunidades que están en contacto permanente con estos químicos", agrega.
Horas después de conocerse la noticia, a través de un comunicado de prensa, el Ministerio de Salud de la Nación informó que “el incendio se produjo en la terminal 4 del Puerto, en un contenedor cargado con Thiodicarb al 35 por ciento, producto de baja peligrosidad”. El Thiodicarb está prohibido en Europa desde 2007 (lea aquí el documento en español, publicado en el sitio EUR-Lex sobre legislación de la Unión Europea).
“Si fue Thiodicarb, es importante saber que no es un insecticida inocuo, ya que incluso la caracterización de la OMS, que es limitada a efectos tóxicos agudos, lo clasifica como clase II, moderadamente tóxico”, explica Odriozola.
Falta de previsión
Lo que sucedió esta mañana deja en evidencia la falta de planes de reducción de la toxicidad de los compuestos que se manipulan en los contenedores, así como la ausencia de información pública precisa acerca de lo que contienen. A su vez, el incidente remarca la necesidad de que existan planes de evacuación o de emergencia efectivos para estos casos, además de la importancia de la realización de simulacros que permitan estar preparados para enfrentar estas situaciones. “Cuando se manipulan estas sustancias, existen estos riesgos. Hay que tener a la población preparada, y esto aún es una deuda pendiente”, asegura Odriozola.
Plaguicidas
Los plaguicidas son sustancias tóxicas que pueden causar síntomas agudos en los humanos, como náuseas, dolor de cabeza, sarpullido y mareos. Muchos de ellos están ligados a condiciones y enfermedades crónicas como cáncer, malformaciones congénitas, desórdenes neurológicos y reproductivos, y al desarrollo de sensibilidad a los químicos. Las personas mayores, los individuos químicamente sensibles, las mujeres embarazadas, los recién nacidos y los niños son especialmente vulnerables a sus efectos tóxicos.
Resolver el tema de las sustancias químicas de modo individual, producto por producto, ha demostrado ser insuficiente. Las sustancias peligrosas siguen existiendo en el mercado debido a que los fabricantes cambian una sustancia química sobre la que se ha llamado la atención por otra no probada ni catalogada, que no resulta ser necesariamente preferible. “Una gran parte de los plaguicidas aún no ha sido evaluada en cuanto a su toxicidad”, remarca Odriozola.
Cuando el gobierno no exige a los fabricantes realizar pruebas de toxicidad comprehensivos la carga de financiar las pruebas y realizar el monitoreo ambiental de las sustancias químicas que existen en el mercado recae en los ciudadanos, lo que demora aún más el cambio.
En la Semana Internacional del No Uso de Pesticidas, en la que se recuerda a las víctimas de Bhopal, desde Salud sin Daño insistimos en la necesidad de reducir la presencia de sustancias tóxicas y promover ambientes más saludables, en beneficio de la salud ambiental pública.
Para más información acerca del problema que representan las sustancias químicas para la salud, lo invitamos a visitar nuestro sitio web.
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