12 de agosto de 2009, La Nación (Argentina). Por Fabiola Czubaj.
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Una nueva "receta" con algunos ingredientes arquitectónicos algo abandonados para la construcción y el funcionamiento de los hospitales ya se aplicó en 13 millones de metros cuadrados, en centros de 9 países.
Es una guía con el visto bueno de la Organización Mundial de la Salud para lograr hospitales urbanos y rurales más amigables con los pacientes y el ambiente. Son los hospitales "verdes", y tanto su arquitectura como los procedimientos médicos utilizados apuntan a obtener beneficios que van desde reducir el estrés de los ocupantes hasta bajar un 60% el consumo del agua y de la energía.
Según los resultados obtenidos hasta ahora, esos centros "amigables" con los pacientes y el entorno demostraron disminuir también la cantidad de infecciones hospitalarias, de errores médicos y los síntomas habitualmente asociados con los edificios "enfermos", como la sequedad ocular, la cefalea, la fatiga, las alergias o los problemas respiratorios.
"La construcción de los hospitales debe representar a la salud. En el siglo XX, el enfoque era tener instituciones. En este siglo, la mirada debe estar orientada a construir ambientes para curar. Con el cambio climático, son suficientes unos pocos grados de aumento de la temperatura para que crezcan las enfermedades infecciosas, las alergias, el asma y el estrés térmico. Esto hará que la gente concurra más al sector de la salud, que deberá liderar entonces las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático", dijo Bill Ravanessi, máster en Salud Pública y director regional de Salud Sin Daño (SSD) en Boston, EE.UU.
Esa coalición de 440 ONG en 52 países (www.saludsindano.org) trabaja desde hace trece años con organizaciones de pacientes y de profesionales de la salud, gobiernos y grupos comunitarios para que el sistema de salud sea "ecológicamente sustentable y deje de ser una fuente de daño para las personas y el ambiente". Aquí, logró que más de cien hospitales ya hayan reemplazado el mercurio de los dispositivos de uso médico.
Los sistemas de salud de 9 países ya adoptaron la guía de más de 600 páginas para remodelar o construir hospitales. "La idea es reducir un 60% el consumo de energía para 2030. Los hospitales usan 2,5 veces más energía y emiten 2,5 veces más dióxido de carbono, gas que contribuye al calentamiento global, que las oficinas comerciales del mismo tamaño", dijo Ravanessi en una conferencia previa al 20° Congreso Latinoamericano de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria, que hará aquí en octubre la Asociación Argentina de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria (Aadaih).
Ravanessi mostró varios ejemplos, desde los reconocidos hospitales de la Universidad de Harvard hasta un centro de salud rural en Ruanda. Todos funcionan con fuentes de energía sustentable (solar o eólica), aprovechan mejor la luz y la ventilación naturales, reutilizan las aguas grises, ya no tienen pisos de PVC y poseen jardines "curadores", entre otras características.
"Venir acá fue la mejor medicina", escribió un paciente oncológico de 12 años en el libro a la entrada del Hospital General de Massachusetts, donde en 1846 se aplicó la primera anestesia general. Allí se invirtieron millones de dólares, pero Ravanessi respondió a LA NACION que ésa no puede ser una excusa: "Las estrategias «verdes» ahorran dinero a futuro. Pasar de un edificio enfermo a uno saludable cuesta un 0,5% del valor de la construcción del hospital".
En el país, por ahora, las prioridades incluyen eliminar el asbesto y mejorar el manejo de las sustancias químicas, los residuos y el uso de depósitos. "La gestión de los residuos aún deja mucho que desear y el almacenamiento de las sustancias está bastante descontrolado. Pero hay gente en el país que sabe con qué medidas mínimas se pueden reducir en el futuro los costos en salud", dijo Verónica Odriozola, coordinadora para América latina de SSD.
Para la presidenta del congreso de Aadaih, arquitecta Alicia Preide, "no hace falta esperar a disponer de grandes recursos tecnológicos; se puede comenzar por las buenas viejas prácticas olvidadas cuando la fascinación del High-Tech nos mareó. Un adecuado asoleamiento, la ventilación cruzada y los tratamientos diferenciales de fachadas están siempre a mano".
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