Minimización
Hasta un 80% de los residuos generados en los centros médicos no son peligrosos sino comunes como los que se generan en el hogar o la oficina. Si no se los mezcla con residuos más peligrosos, la mayor parte puede reutilizarse o reciclarse. Esto puede reducir el dinero que se destina a tratamiento especial y disposición e incluso puede generar ahorros al reutilizar elementos que deberían ser comprados nuevamente caso contrario y/o ingresos a partir de la venta del papel, el plástico y otros materiales reciclables.
Uno de los primeros pasos es implementar un riguroso programa para la segregación de residuos. Clasificar los residuos hospitalarios una vez que se han mezclado con otros residuos es sumamente peligroso y no debería siquiera intentarse nunca.
Recuperar y reutilizar materiales de desecho
La mayoría de los residuos del sector del cuidado de la salud es sorprendentemente semejante a los producidos por un edificio de oficinas o un hotel (papel, cartón y residuos de comida). Los hospitales pueden llevar a la práctica programas bastante simples que desvíen estos materiales del circuito habitual de modo de ser recuperados y reciclados, disminuyendo los costos de disposición.
En América Latina, varios hospitales separan las corrientes de residuos reciclables como papel y cartón, y lo entregan a quienes lo reciclan.
Además de los materiales reciclables ya conocidos como papel y vidrio, existen mercados o usos secundarios para muchos otros productos, desde los cartuchos de impresoras hasta las latas de aceite comestible.
Otra medida importante que los establecimientos de salud pueden tomar es reducir la cantidad de inyecciones que resultan innecesarias. Muchos/as pacientes creen sin razón que darse una inyección es mejor que tomar un comprimido. Sin embargo, las jeringas utilizadas pueden llegar a diseminar infecciones como VIH y hepatitis. Siempre que exista un tratamiento equivalente por vía oral, éste debe ser el método elegido en primer término.
El departamento de compras debería considerar la cantidad y toxicidad de los residuos generados por un determinado producto antes de adquirirlo. Por ejemplo, en lo posible deben evitarse los productos que contengan PVC, mercurio, plata, bisfenol A (comúnmente llamado BPA) u otros materiales tóxicos. Se recomienda elegir productos reutilizables (desde elementos de cocina hasta insumos médicos que puedan esterilizarse y reutilizarse sin riesgos) por sobre los descartables. Cuando los mismos productos sean equivalentes, se debe optar por el que tenga el envase menos pesado o que pueda reciclarse con mayor facilidad, y así lograr una verdadera diferencia entre lo que el establecimiento tiene que pagar para realizar la disposición de los residuos que genere y el ingreso que produzca a partir de lo que pueda vender para ser reciclado.
Los establecimientos de atención de la salud deben desarrollar políticas de compras que contemplen la minimización de residuos.
Los productos de baja toxicidad y baja generación de residuos deben someterse a pruebas para garantizar su confiabilidad y fácil uso, y luego podrán ser agregados a la política de compras por medio de una decisión del comité de gestión de residuos u otra unidad de toma de decisiones.
Alternativas a la incineración
Además de la minimización y segregación de residuos, otro tema fundamental relacionado con la gestión de residuos hospitalarios es cuál es la mejor opción para aquellos residuos cuya generación resulte inevitable y requieran un tratamiento especial.
Anteriormente, la tecnología elegida era la incineración. Pero ésta inevitablemente produce dioxinas, una de las sustancias contaminantes más tóxicas y persistentes conocidas por la ciencia. La mayoría de los países industrializados insisten en implementar medidas de control complejas y costosas para capturar tales sustancias. Luego, se debe realizar la disposición especial de los subproductos generados (por ejemplo, las cenizas de la combustión), por tratarse de residuos peligrosos.
La magnitud del problema se ilustra claramente por el hecho de que en 1994 la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por su sigla en inglés) anunció que los incineradores de residuos hospitalarios eran responsables de un 40% de la contaminación atmosférica por dioxinas de todo el país.
La mayoría de los incineradores en los países en desarrollo cuentan con pocos dispositivos de control de la contaminación o directamente carecen de ellos. Por lo tanto, emiten grandes cantidades de dioxinas que luego pueden ingresar a la cadena alimenticia. En las zonas rurales, donde en general se encuentran los incineradores más pequeños y contaminantes, es común ver gallinas rascándose en la tierra donde se han vertido las cenizas. El resultado es que las dioxinas terminan transmitiéndose a los huevos. Los productos lácteos también son especialmente vulnerables a este tipo de contaminación.
Parte del problema es que los residuos hospitalarios normalmente contienen una gran cantidad de PVC y el cloro que contiene este material es un ingrediente vital de las dioxinas. Por este motivo, la Organización Mundial de la Salud recomienda que no se incineren los residuos que contengan PVC.
El Convenio de Estocolmo, firmado por más de 150 países, incluidos muchos de nuestra región, insta a seguir las mejores prácticas ambientales y las mejores técnicas disponibles para reducir la cantidad de dioxinas generadas por la incineración.
Salud sin Daño publicó por primera vez una guía sobre tecnologías alternativas a la incineración y su funcionamiento en 2001. La misma fue actualizada en 2004. Después de la publicación del informe de alternativas a la incineración, se publicó un inventario de proveedores de tecnologías alternativas de todo el mundo.
Las tecnologías de uso más frecuente son los autoclaves y microondas que usan altas temperaturas para matar los microorganismos presentes en los residuos, para luego disponerlos junto con los residuos sólidos urbanos comunes.
Además de los beneficios ambientales, las tecnologías alternativas en general son más económicas que la incineración. La Organización Mundial de la Salud ha desarrollado una herramienta de cálculo de costos que permite a quienes toman las decisiones en los establecimientos, o a nivel municipal y nacional, comparar el capital y los costos operativos de las diversas opciones.
¿Cómo trabajamos en residuos?
Manejo de residuos
Se requiere un enfoque integral que incluya la capacitación del personal, la implementación de procedimientos adecuados y el cumplimiento estricto de las regulaciones.