Los plásticos son uno de los contaminantes ambientales más nocivos. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se compran casi un millón de botellas de plástico por minuto, se utilizan hasta cinco billones de bolsas plásticas por año en todo el mundo, y la mitad de los plásticos fabricados están diseñados para ser utilizados una sola vez.
El sector de la salud consume enormes cantidades de plásticos, muchos de los cuales son innecesarios o utilizados en exceso. Luego de su uso, si no se gestionan adecuadamente, los residuos plásticos terminan en rellenos sanitarios o incinerados, prácticas que posibilitan su ingreso en la tierra y los cursos de agua y contribuyen a la contaminación del aire.
Los plásticos están presentes en productos de uso cotidiano: desde jeringas, batas quirúrgicas y guantes hasta envases y envoltorios de comida. Algunos productos realmente vitales, en particular los kits de aplicación intravenosa y las bolsas de sangre, suelen fabricarse con policloruro de vinilo (PVC) y ftalato de bis (2 - etilhexilo) [DEHP], dos sustancias químicas con efectos adversos probados que podrían ingresar al organismo de las y los pacientes cuando se utilizan bolsas de soluciones intravenosas. Los plásticos pueden afectar de manera negativa la salud humana y el ambiente en cada etapa de su ciclo de vida.
¿Cómo se puede pasar a la acción?
Salud sin Daño trabaja con profesionales y sistemas de salud en diversas áreas para abordar el impacto del uso de plásticos por parte del sector.