Resolver el tema de las sustancias químicas de modo individual, producto por producto, ha demostrado ser insuficiente. Muchos programas de compras que priorizan el ambiente y campañas ambientales señalan ciertas sustancias químicas como causa de preocupación para lograr su reducción. Sin embargo, las sustancias peligrosas siguen existiendo en el mercado debido a que:
- Los fabricantes cambian el uso de una sustancia química sobre el que se ha llamado la atención por otra no probada ni catalogada, que no resulta ser necesariamente preferible
- El abordaje individual, producto por producto, es muy costoso y lento
- Cuando el gobierno no exige a los fabricantes realizar pruebas de toxicidad, la carga de financiar las pruebas y monitoreo ambiental de las sustancias químicas que existen en el mercado recae en los ciudadanos, lo que demora aún más el cambio
La transformación de la economía alrededor de los productos químicos
Las instituciones de salud tienen una responsabilidad ética especial de usar sustancias químicas que representen un menor riesgo para la salud humana. En lo que se refiere a las sustancias químicas, una cantidad cada vez más grande de hospitales optan por priorizar la seguridad para no tener que luego lamentarse, eliminando aquellas sustancias que se sospecha que son peligrosas y adoptando alternativas más seguras. Al final de cuentas, los beneficios de este abordaje incluyen menores costos de disposición, menor responsabilidad civil y mejor salud para los empleados.
A medida que las instituciones de salud y otras de envergadura hacen frente a estos problemas, las industrias líderes comprenden la importancia que reviste esta cuestión.
Las sustancias químicas y sus alternativas
Algunos y algunas profesionales de la salud todavía consideran que el mercurio es el único método exacto y sistemático para medir la temperatura y la presión arterial. Sin embargo, tal como lo demuestran estudios revisados por pares durante la última década, en la actualidad esto no es así, y, de hecho, nuestra actitud en el pasado con respecto a la exactitud de los termómetros y tensiómetros de mercurio probablemente también haya sido demasiado positiva.
Afortunadamente, existen alternativas al mercurio que son seguras y costo efectivas para casi todos los usos del mercurio en el cuidado de la salud.
Los termómetros digitales, los termómetros que no contienen mercurio más frecuentemente usados, utilizan un termistor que convierte la temperatura en una resistencia eléctrica conocida, y son muy sensibles.
Tal como sucede con la mayoría de los productos (con o sin mercurio) su exactitud depende de la calidad y técnica de fabricación. Las organizaciones de normalización, como ASTM International, han desarrollado protocolos para ayudar a la comunidad de la atención de la salud a identificar alternativas exactas. Es imperativo que el sector de la salud y los gobiernos garanticen que los termómetros se adquieran a fabricantes que respetan las técnicas y los protocolos de ensayo certificados independientemente por la ASTM u otros procedimientos reconocidos a nivel internacional, para ofrecer un producto que ofrezca la exactitud requerida.
Los tensiómetros constituyen el mayor reservorio de mercurio en la práctica médica actual. Tal como sucede con los termómetros, los tensiómetros con o sin mercurio ofrecen mediciones exactas siempre que estén calibrados. Se pueden encontrar, en las publicaciones médicas, ejemplos de tensiómetros inexactos con y sin mercurio, aunque la inexactitud se relaciona en general con un mantenimiento deficiente y una mala calibración. Una extensa serie de estudios científicos han concluido que los dispositivos de medición que no contienen mercurio ofrecen la misma exactitud que los que sí contienen este metal, siempre que se los mantenga y calibre adecuadamente.
Un estudio de la Mayo Clinic de los EE. UU. concluye que los esfigmomanómetros aneroides ofrecen mediciones exactas de la presión cuando se respeta un adecuado protocolo de mantenimiento. Otro estudio realizado en EE.UU. en 2003 concluye, en resumen, que "la investigación de los tensiómetros sugiere que existen numerosas y buenas alternativas para los de mercurio. Los esfigmomanómetros aneroides son muy competitivos en términos de costo, se emplean desde hace largo tiempo, y muchos hospitales los han aceptado."
En otro estudio realizado en el Reino Unido, un dispositivo aneroide recibió una calificación A para la presión sistólica y diastólica y cumplió con los requisitos de la Asociación para el Progreso del Instrumental Médico. La conclusión fue que este dispositivo aneroide podía recomendarse para su uso en la población adulta.
Después de considerar la evidencia científica, un informe de 2005 elaborado por el departamento de enfermedades cardiovasculares de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluyó que aún en medios de bajos recursos, "considerando la toxicidad del mercurio, se recomienda que los tensiómetros de mercurio sean reemplazados gradualmente por dispositivos electrónicos, accesibles, validados y para uso profesional."
En la actualidad, las asociaciones médicas y organismos gubernamentales de diversos países admiten que existen riesgos, especialmente para los/as pacientes más vulnerables, y proponen reemplazar los productos que contienen PVC y DEHP por sus alternativas.
En el ámbito de la salud, existen alternativas libres de PVC y libres de DEHP para casi todos los usos del PVC, lo que incluye insumos médicos, suministros de oficina, materiales de la construcción y mobiliarios.
Fundamentalmente existen dos tipos de alternativas para el PVC que contiene DEHP: productos sin PVC y productos con PVC flexibilizado con otro agente plastificante.
Debido a que los plastificantes no se unen químicamente al PVC, todos tienen la posibilidad de migrar de los productos que los contienen. Aunque existen menos pruebas del daño provocado por algunos de los plastificantes más nuevos, esto puede deberse parcialmente a que su toxicidad ha sido investigada en menor grado. La opción más segura siempre es evitar la exposición innecesaria a los productos químicos; por ende, siempre que sea posible, se debe seleccionar productos libres de PVC. Evitar el PVC también implica reducir su impacto en el personal, el ambiente y la comunidad debido a los impactos causados por la fabricación y disposición de este material.
Las alternativas a los guantes y bolsas para soluciones intravenosas (suero fisiológico, etc.) son probablemente las más disponibles y económicas. Con respecto a los guantes, las opciones más comunes son el látex y el nitrilo. Las bolsas de polietileno (HDPE, por su sigla en inglés) para solución intravenosa son económicas, efectivas y reciclables, cuando existen las instalaciones apropiadas. Estas alternativas pueden encontrarse a precios competitivos en casi todo el mundo.
Las bolsas libres de PVC son técnicamente competitivas con las bolsas de PVC. Los catéteres libres de PVC o libres de DEHP están disponibles en el mercado para la mayoría de las aplicaciones médicas.
Además de los insumos médicos, los productos para la construcción y para mobiliarios libres de PVC están disponibles ampliamente en el mercado, y en general a precios competitivos. Los acolchados y las cortinas para ducha libres de PVC constituyen un ejemplo sencillo de ello. Los materiales para la construcción, para mobiliarios y muebles representan aproximadamente el 75% de todos los usos de PVC.
Salud sin Daño ha compilado listados de alternativas al PVC y al DEHP para productos médicos y otros productos en Europa y Estados Unidos. Debido a la preocupación específica acerca del riesgo para los/as recién nacidos/as, se ha elaborado una lista especial [Inglés] de productos libres de PVC y DEHP para las unidades de terapia intensiva neonatal (UTIN).
Existen muchos productos que no contienen retardantes de llama bromados y que son eficaces y accesibles. Las instituciones de salud pueden tomar medidas para reducir el uso de productos y materiales que contengan tales sustancias bromadas.
Los hospitales pueden elegir productos que naturalmente cumplan con las normas contra incendios sin el agregado de retardantes de llama, es decir, productos que son inherentemente ignífugos, como por ejemplo la lana o el Kevlar (poliparafenileno tereftalamida), siempre que estos estén disponibles.
Además, los hospitales pueden:
- Solicitar la publicación del nombre y número de registro del servicio de compendio de productos químicos (comúnmente llamado número de CAS, por su sigla en inglés) de la totalidad de los retardantes de llama que se utilizan en los productos que ellos compran.
- Manifestar su preferencia por aquellos productos que no contengan sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulables, así como advertir a los proveedores que, a medida que exista más información sobre los retardantes de llama, se elegirá los productos que contengan aquellos retardantes que hubieran sido completamente ensayados para demostrar su inocuidad y seguridad.
Si los hospitales prestan atención a los productos que compran y al modo en que desechan los equipos electrónicos, pueden disminuir su impacto ambiental de diversas maneras. Visite nuestro sitio en inglés para más información.
Los establecimientos de salud pueden tener un manejo adecuado de plagas, proveyendo un ambiente sanitario limpio, sin el uso de plaguicidas, productos de limpieza, desinfectantes o fragancias químicas tóxicas. Hay métodos más seguros y efectivos para el control de plagas y la desinfección que no dañan la salud del personal, de los/as pacientes y el público. El uso de productos de limpieza más seguros y métodos de desinfección menos tóxicos, la adaptación de un programa integrado para el manejo de plagas y de una política libre de fragancias mejora la calidad del aire interior y favorece la salud.
Visite nuestro sitio en inglés para más información.
Salud sin Daño provee recursos para aumentar el entendimiento sobre los temas que involucran productos farmacéuticos y sugerir caminos para reducir su impacto ambiental.
Visite el sitio de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables para obtener más información sobre este tema.
Imagine si los centros de tratamiento de cáncer se construyeran sin materiales que provoquen cáncer; si las clínicas pediátricas se construyeran sin emplear materiales que desencadenen asma; si los hospitales ofrecieran alimentos saludables...
Lo imaginado se está convirtiendo en realidad a medida que algunas instituciones de salud del mundo están construyendo hospitales saludables. La Guía Verde para el Cuidado de la Salud es un importante recurso que están empleando los hospitales para construir hospitales saludables para la gente y el ambiente.
Un punto importante en el diseño y la construcción de un edificio saludable es la utilización de materiales saludables, incluyendo aquellos materiales libres de PVC o formaldehído y sin o con la menor cantidad posible de compuestos orgánicos volátiles (COVs). Los materiales saludables son aquellos que son fáciles y seguros para reutilizar, reciclables o biodegradables.
Son numerosos los beneficios de la implementación de prácticas de edificios verdes en las instituciones de la salud.
Un abordaje integrado puede, entre otras cosas, reducir los costos en el consumo de electricidad; la luz natural y una calidad de aire interior saludable pueden mejorar la productividad, retener al personal, mejorar el resultado con los/as pacientes; una selección cuidadosa de los materiales para interiores puede reducir la limpieza y los costos de mantenimiento.
Salud sin Daño, junto con la Red de Edificios Saludables, está colaborando con los sistemas del cuidado de la salud para promover el uso de materiales, diseños, prácticas de construcción y funcionamiento más saludables, de manera de mejorar la salud pública y contribuir a la protección del ambiente.
Visite el sitio web de la Red Global de Hospitales Verdes y Saludables para más información sobre este tema.
¿Cómo se puede pasar a la acción?
Reemplazo de sustancias químicas
Desde Salud sin Daño, ofrecemos asesoramiento, recursos y herramientas para emprender iniciativas de reemplazo de sustancias químicas nocivas por alternativas más seguras.