El problema: mercurio en el sector salud

La contaminación por mercurio representa un grave problema para la salud humana y ambiental, que causa una variedad de efectos adversos en todo el mundo.

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En los establecimientos de salud, el mercurio puede ser liberado al ambiente desde termómetros, tensiómetros, dispositivos gastrointestinales y otros productos médicos que lo contienen. El mercurio también puede estar presente en fijadores, conservantes, químicos de laboratorio, limpiadores y otros productos de uso médico, que cuando son descartados como desechos, contribuyen a la contaminación ambiental. Más aún, muchos productos empleados en la construcción como termostatos, indicadores de presión e interruptores también contienen mercurio.

Afortunadamente, existen alternativas al mercurio que son seguras y costo efectivas para casi todos los usos del mercurio en el cuidado de la salud.

Los derrames de mercurio en hospitales, clínicas y laboratorios exponen a los médicos, enfermeros, pacientes y otros trabajadores del cuidado de la salud al mercurio elemental. A temperatura ambiente, el mercurio elemental líquido se puede transformar en gas en cantidades significativas, exponiendo a los trabajadores o pacientes del lugar a niveles potencialmente altos del metal.

Si se descarta entre los residuos comunes, el mercurio tarde o temprano llega al medio ambiente donde los organismos que viven en ríos, lagos o en el suelo húmedo pueden transformarlo en el altamente tóxico mercurio orgánico. Este tipo de mercurio, que daña el sistema nervioso a niveles extraordinariamente bajos, persiste y se acumula en animales, peces y en el medio ambiente global.

El cuidado de la salud juega un importante papel como fuente de mercurio.

Por ejemplo, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) incluyó a varios productos y actividades relacionadas con el cuidado de la salud entre las "fuentes importantes de emisiones antrópicas" de mercurio. Estas incluyen lámparas fluorescentes, manómetros, termómetros y otros instrumentos; amalgamas dentales; tratamiento de residuos e incineración de productos que contienen mercurio; rellenos sanitarios; y cremación.

Entre las otras fuentes conocidas de mercurio al ambiente se encuentran las emisiones de las centrales de energía que emplean carbón como combustible y las plantas de cloro-soda que emplean celdas de mercurio, así como la minería de oro a escala artesanal e industrial.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el PNUMA entienden que los efectos perjudiciales de la contaminación por mercurio provocan un serio problema ambiental y sobre la salud a nivel global. El Consejo de Administración del PNUMA, que representa a todos los países de Naciones Unidas, ha colocado entre sus prioridades a nivel global a la reducción de la acumulación de metil mercurio en el ambiente.

La OMS y Salud sin Daño han lanzado una Asociación Global para eliminar significativamente, en 10 años, el uso de mercurio en el sector salud.