Postura de Salud sin Daño sobre el uso de timerosal en vacunas

Los programas de vacunación ofrecen importantes beneficios para la salud pública. Salud sin Daño (SSD) reconoce que la continuidad y el desarrollo permanente de los programas esenciales de vacunación son vitales para alcanzar los objetivos de salud pública a nivel mundial. También reconocemos la importancia de responder a los cuestionamientos acerca del uso de timerosal en las vacunas.

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El timerosal contiene un compuesto orgánico de mercurio denominado etil-mercurio, que se usa en las vacunas como conservante. El metil-mercurio, otro tipo de compuesto orgánico del mercurio, es un potente neurotóxico que afecta el desarrollo. Si bien no se lo ha investigado tan en profundidad, el etil-mercurio es lo suficientemente similar al metil-mercurio y sus propiedades justifican la preocupación por el efecto que pueda tener en el cerebro en desarrollo de los niños expuestos al timerosal contenido en las vacunas. 

SSD aboga por un enfoque precautorio a la hora de utilizar el timerosal en las vacunas, de acuerdo con la información científica disponible. 

A pesar de la falta de pruebas científicas concluyentes que demuestren que el timerosal es nocivo, hay motivo suficiente como para temer que así sea y para justificar una reformulación de las vacunas, de modo tal que no requieran timerosal. 
Esta conclusión se funda en el hecho de que el mercurio orgánico es un compuesto tóxico para el desarrollo neurológico, y existen alternativas viables para las formulaciones de las vacunas que no resignan ni la seguridad ni la eficacia. 
Las autoridades reguladoras, los funcionarios del área de salud pública y las compañías farmacéuticas han reconocido este hecho y se han movilizado para eliminar gradualmente el uso del timerosal en los EE.UU. y en varios países europeos.

Tal eliminación, que implica el cambio hacia vacunas de dosis única que no requieren el uso de timerosal como conservante, es una medida positiva, pero que no se ocupa del problema más amplio: las preparaciones de vacunas multidosis en países en vías de desarrollo, donde se sigue utilizando timerosal.

Con respecto a este punto, se debería establecer como prioridad el desarrollo de opciones factibles para la administración de vacunas multidosis en países en vías de desarrollo. Este esfuerzo debería estar encabezado por la Organización Mundial de la Salud con la participación de otros entes intergubernamentales, gobiernos nacionales, compañías farmacéuticas, ONG internacionales y fundaciones.